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Реферат на тему Kosovo 3 Essay Research Paper Introducci nMi

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Kosovo 3 Essay, Research Paper

Introducci n

Mi deseo es que las Naciones Unidas, impulsadas tras la posguerra, tengan xito y prosperen. Y mi esperanza es que la Declaraci n de los Derechos Humanos, cuyo aniversario celebramos, no se limite al deseo de d nde la humanidad debiera llegar, sino que gradualmente se convierta en una realidad en todas las naciones.

Vaclav Havel

Presidente de la Rep.Checa

El conflicto de Kosovo puede encontrar sus ra ces a mediados del siglo XIV, cuando el Imperio Otomano inici la conquista de los Balcanes, y en 1389 venci a las fuerzas serbias en la batalla de Kosovo. Se inici entonces un per odo de dominaci n otomana, de 489 a os de duraci n. En los siglos XIV y XV se produjeron las primeras emigraciones de Serbia y Bosnia hacia las regiones eslavas vecinas, hasta Rusia. Toda Macedonia entr en el Imperio Otomano en 1395.

Entre los siglos XVI y XVIII, los territorios de Yugoslavia se repartieron entre el Imperio Otomano (Serbia, Bosnia, Herzegovina, Montenegro y Macedonia), los Habsburgo (Croacia, Eslovenia, Eslavonia, parte de Dalmacia y Voivodina) y la Rep*blica Veneciana (Istria y Dalmacia). Despu s que fuera aplastada la insurrecci n de 1690 en la vieja Serbia, unas 70 mil personas se refugiaron en territorios de los Habsburgo. El Imperio Otomano traslad a musulmanes albaneses a los territorios abandonados (Kosovo y Metohija).

A principios del siglo XX continuaron los conflictos: la resistencia serbia al Imperio austro – h*ngaro provoc el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, hecho que marc el inicio de la Primera Guerra Mundial. Al final de la conflagraci n que determin la ca da del imperio austro – h*ngaro, se fund el reino de los serbios, croatas y eslovenos, que comprend a a Serbia, Montenegro, Eslovenia, Croacia, Eslavonia, Bosnia y Herzegovina.

En 1929, el reino se unifica bajo el nombre de Yugoslavia (tierra de los eslavos del sur), cuyo gobierno, controlado por los serbios, se convirti en una dictadura. La pol tica nacionalista del r gimen gener un fuerte movimiento antiserbio entre croatas y otras minor as tnicas, que condujo al asesinato del rey Karagueorgevitch, en Marsella, en 1934. En este per odo los albaneses pierden todos los derechos colectivos y son severamente reprimidos por los serbios.

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, Kosovo es incorporada a Albania que se transforma en una provincia italiana. Los serbios sufren una masacre por parte de los albaneses que a su vez son masacrados por los partisanos comunistas. Finalmente, en 1945, la monarqu a es abolida, y Yugoslavia se proclama una rep*blica popular federal, integrada por seis rep*blicas (Eslovenia y Croacia al noroeste; Serbia, al este; Bosnia – Herzegovina y Montenegro al centro; Macedonia al sur), dos provincias aut nomas (Voivodina y Kosovo, en el noreste y el sudoeste de Serbia, respectivamente).

El l der de la rep*blica, Josip Broz, m s conocido como Tito, mantuvo una fuerte represi n policial contra la poblaci n, consciente de las tensiones inter tnicas y del fuerte declive socioecon mico entre el norte industrializado y el sur subdesarrollado dentro de la vieja Yugoslavia.

Hacia la d cada de los a os +70, Kosovo reclama el estatuto de rep*blica, pero el *nico beneficio que obtiene es una extensi n de su autonom a. Como consecuencia, los conflictos tnicos se agudizan, y cobra fuerza el movimiento separatista alban s en

la provincia. Una d cada m s tarde estallaron nuevamente los disturbios. El gobierno federal acus a fuerzas nacionalistas y separatistas extremistas, instigadas desde el extranjero, de buscar la secesi n de Kosovo de Serbia y de Yugoslavia. Un gran n*mero de habitantes serbios y montenegrinos abandonaron la regi n. La represi n de las rebeliones en Kosovo produjo muertos y heridos, mutuas reclamaciones diplom ticas de Belgrado y Tirana, as como la renuncia, en marzo de 1990, del jefe de gobierno de Kosovo, Jusuf Zejnullahu. Hubo a su vez tensiones en otras rep*blicas, debido al crecimiento de grupos activistas musulmanes y cat licos.

En medio de las presiones sociales derivadas de la situaci n econ mica y de la disoluci n estatal, se enfrentaron dos concepciones: por un lado, la de una descentralizaci n que evitara a las regiones m s ricas tener que financiar el desarrollo de las m s pobres, defendida por el comunista renovador Milan Kucan, presidente de Eslovenia; y por otro lado, la de reforzar el poder central y profundizar la solidaridad en el interior de la federaci n, que propugnaba el presidente serbio y l der del Partido Socialista de Serbia (ex – Liga Comunista de Serbia), Slobodan Milosevic.

En el territorio que aun se defin a como Yugoslavia, durante 1992, el presidente serbio, Milosevic, fortaleci su posici n, al pasar a retiro a 70 generales y almirantes de las fuerzas armadas federales no incondicionales a su liderazgo. Logr adem s, la adhesi n de Montenegro a su plan de establecer una Yugoslavia unificada con centro en Belgrado, a trav s de un plebiscito en esta rep*blica, que fue boicoteado por la oposici n.

La intransigencia del gobierno serbio se manifest en Kosovo, donde cualquier intento de independencia fue reprimido en el marco de una pol tica de aniquilaci n cultural. Serbia no reconoce el parlamento y el gobierno de la provincia, en funciones desde el 24 de mayo de 1992. Durante 1993 la polic a serbia disolvi violentamente una reuni n en memoria de albaneses muertos, arrest varios l deres partidarios y cerr la Academia de Ciencias de Kosovo.

El presidente yugoslavo jug un importante papel en el proceso de paz de Bosnia – Herzegovina en 1995. El distanciamiento pol tico entre Yugoslavia y los l deres serbo bosnios Radovan Karadzic y Ratko Mladic difer a con la actitud adoptada en el plano militar. La sangrienta conquista de Srebrenica y Zepa, en julio, por parte de los serbo bosnios, contribuy a la marginaci n practicada por Milosevic de la oposici n.

Belgrado no dej de abastecer de armamento y efectivos a la “Rep*blica serbia de Krajina”, en Croacia, durante la primera mitad del a o. Pero Yugoslavia no intervino cuando los croatas invadieron los territorios de Krajina, en agosto. Algunos refugiados serbios fueron autorizados a ingresar a Yugoslavia y alojados en la provincia de Kosovo, con poblaci n mayoritariamente albanesa, o en las casas de h*ngaros y croatas que hab an sido expulsados de Vojvodina.

Como consecuencia de este hecho, en 1996 entr en acci n por primera vez el Ej rcito de Liberaci n de Kosovo (Ushtria Clirimtare E Kosoves), el cual asumi responsabilidades por una serie de actos de sabotaje cometidos contra las estaciones de polic a y sus integrantes.

Durante 1998, el conflicto declarado entre la fuerza militar y policial serbia y la fuerza albano kosovar, result en la muerte de m s de 1500 albaneses, y forz a m s de 400.000 personas a abandonar sus hogares. La comunidad internacional tom plena conciencia del agravamiento del conflicto, las consecuencias humanitarias y el peligro de su expansi n a otras regiones.

Diferencias fundamentales entre serbios y albaneses

Lo *nico que comparten los serbios y los albaneses que viven en Kosovo es la peque a porci n de tierra que ocupan. Hablan lenguas diferentes, tienen distintas creencias religiosas y difieren en sus versiones de la historia.

Lengua

Los kosovares de origen alban s hablan una lengua indoeuropea tan antigua como el lat n, y tan diferente en vocabulario y gram tica del serbio como pueden serlo el italiano del ruso. Los serbios hablan una lengua eslava que se parece al b*lgaro y al ruso.

Religi n

La mayor a de los albano kosovares son musulmanes, descendientes de cat licos romanos y cristianos ortodoxos que se convirtieron al Islam durante los 500 a os de gobierno de los turcos otomanos. Los serbios son ortodoxos ac rrimos, y siguen tradiciones cristianas semejantes a las de los rusos, griegos y b*lgaros.

Historia

La mayor a de los kosovares de origen alban s, de religi n musulmana, creen que son descendientes de los ilirios, una tribu de los Balcanes que habit la regi n en la antig edad. Los serbios consideran a Kosovo como la cuna de su civilizaci n. Una vez sede de la iglesia ortodoxa serbia, la provincia sigue albergando numerosos monasterios ortodoxos. La derrota del ej rcito serbio en Kosovo a manos de los turcos en 1389 forma parte de la historia de este pueblo. Los serbios recuperaron Kosovo en 1912 durante la Primera Guerra Balc nica, cuando Serbia, Montenegro, Grecia y Bulgaria derrotaron a los turcos otomanos y pusieron fin a m s de 500 a os de dominaci n turca.

Poblaci n

Antes de que comenzaran los ataques a reos de la OTAN, los kosovares de origen alban s constitu an aproximadamente el 90 por ciento de los 2 millones de habitantes que pueblan esta provincia de Serbia. Antes de la Segunda Guerra Mundial, los serbios eran aproximadamente la mitad de la poblaci n de Kosovo. Pero el alto ndice de natalidad entre los albaneses y el continuo xodo de serbios procedentes de la provincia rural, hacia zonas de Serbia m s urbanas y pr speras caus la disminuci n del n*mero de este grupo.

Pol tica

En 1974, el l der yugoslavo Josip Broz concedi a Kosovo la autonom a y su propio voto en el Consejo federal yugoslavo, que s lo la diferenciaba de una rep*blica en el nombre. A os m s tarde, el entonces presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, revoc esta situaci n de autonom a en Kosovo e instituy un gobierno militar.

Desarrollo del conflicto

La sana pol tica ense a que vale m s ganar a los hombres con la buena fe, que dominarlos con las armas.”

Dacier

Si bien las razones principales del conflicto en Kosovo datan de tiempo atr s, la emergencia del Ej rcito de Liberaci n de Kosovo, en 1996, se convirti en el factor determinante que desemboc en la guerra. Un a o m s tarde, el ej rcito alban s tom un rol m s activo frente la continua opresi n que recib an de parte de los serbios. Dicho rol se vio manifestado a trav s de la matanza de poblaci n serbia, dentro de la cual, los polic as fueron los m s golpeados.

Eventualmente, el ELK pudo establecer cierto control sobre determinadas reas de la provincia de Kosovo, pero, en 1998, el presidente yugoslavo Milosevic envi tropas serbias que reconquistaron dichas reas. La violencia auspiciada por el gobierno yugoslavo, en contra de la poblaci n albanesa, se constituy en el desencadenante de la ira de los kosovares, marcando as un punto clave en el agravamiento del conflicto.

Es en este momento en que entra en juego la OTAN, la que, hasta la fecha, jam s hab a intervenido en un conflicto entre un Estado soberano y sus ciudadanos. La Organizaci n justific su actuaci n, en la medida en que sosten a que su responsabilidad era la de proteger a los seres humanos de los cr menes contra la humanidad.

A principios de 1999 comenzaron en Rambouillet las negociaciones de paz entre kosovares de origen alban s y serbios, quienes se negaron a considerar el despliegue de una fuerza de paz dirigida por la OTAN en Kosovo. El diplom tico norteamericano Holbrooke intent llegar a un acuerdo de paz de *ltima hora, pero el parlamento serbio rechaz las exigencias occidentales. Como consecuencia inmediata, el Secretario General de la OTAN, Javier Solana, autoriz a los comandantes militares a lanzar ataques a reos.

Marzo de 1999

El 24 de marzo la OTAN comienza su campa a de ataques a reos en Yugoslavia, con la intenci n de destruir la maquinaria de guerra serbia, y forzar el cumplimiento del acuerdo internacional de paz, elaborado en Rambouillet, Francia.

El primer contingente de refugiados llega a Albania a fines de mes. Posterior a ello, la OTAN comienza la segunda fase de su campa a, apuntando directamente a las fuerzas armadas de Yugoslavia, respaldada por l deres de occidente que acusan al presidente yugoslavo de practicar genocidio.

Abril de 1999

Si bien por un lado las fuerzas aliadas ponen en marcha una operaci n de aire y tierra para proveer de comida, medicinas y tiendas de campa a, a Albania y Macedonia, accidentalmente bombardean dos caravanas de refugiados, que estaban siendo escoltados a la frontera por polic as serbios.

En este momento el xodo de los kosovares se intensifica, debido principalmente a que seg*n las Naciones Unidas las tropas serbias cometen una de las peores masacres de civiles conocidas hasta la fecha. A semejanza de la estrategia utilizada

por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, las tropas serbias separaron en el pueblo de Meja a los hombres de 18 a 65 a os de sus familias, para luego asesinarlos. A este respecto, el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, advirti que el genocidio contra los kosovares de origen alban s, no quedar a impune.

Mayo de 1999

A principios del mes el primer grupo de refugiados tnicamente albaneses llega a los Estados Unidos. Antes y durante el transcurso de los ataques a reos, cientos de miles de kosovares abandonaron sus hogares; unos forzados por tropas serbias, y otros por temor. El resultado fue una crisis masiva de refugiados que afect principalmente a los pa ses vecinos, Albania y Macedonia. Sin embargo, la misma se vio mitigada cuando varios pa ses occidentales ofrecieron refugio a unos 860.000 albaneses, que hab an dejado Kosovo hasta ese momento.

En lo que respecta a los ataques a reos llevados adelante por la OTAN, los mismos continuaron, e incluso, se intensificaron. Sin embargo, a pesar de la alta tecnolog a utilizada provista en su gran mayor a por Estados Unidos se sucedieron numerosos errores contra objetivos no deseados. Entre los mismos podemos destacar: el bombardeo a la embajada china en Belgrado, debido a que los mapas en poder de la OTAN no estaban actualizados; la muerte de m s de 80 albaneses, cuando la Organizaci n pens que estaba bombardeando un puesto militar serbio; y finalmente, la destrucci n de equipo b lico perteneciente al ELK.

Rusia por su parte, si bien sostiene su postura de no participar directamente en el conflicto, advierte a la OTAN del riesgo de una nueva guerra europea, o incluso mundial, si los aliados intentan apoderarse de Yugoslavia y convertirlo en su protectorado .

El 27 de mayo, el Tribunal Internacional para cr menes de Guerra de las Naciones Unidas, acus formalmente a Milosevic y otros cuatro oficiales yugoslavos por cr menes contra la humanidad. Fueron acusados por su participaci n en la deportaci n de 740.000 albaneses tnicos de Kosovo, as como de la muerte de m s de 340 personas identificadas. La OTAN, a este respecto, teme que la denuncia pueda complicar el proceso de negociaci n para llegar a un plan de paz.

Junio de 1999

Milosevic y el parlamento serbio aceptan la propuesta de paz presentada por los representantes de Rusia, la Uni n Europea y los Estados Unidos. D as despu s de la misma, el 9 de junio, Yugoslavia y las naciones occidentales firman un tratado formal por el cual se establece el retiro de las tropas serbias de Kosovo, y la consecuente finalizaci n de la campa a a rea de la OTAN.

Se establece tambi n una fuerza internacional para el mantenimiento de la paz, encabezada por la OTAN, cuyo objetivo es el de monitorear el regreso de los refugiados a la provincia.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprueba entonces una resoluci n, por la cual autoriza el plan de paz en Kosovo, por una votaci n de 14 votos a favor y 0 en contra, en la que China es la *nica abstenci n. Cabe destacar que el rol de Rusia en la negociaci n contin*a siendo ambiguo.

Punto de vista de la OTAN y Estados Unidos

Con respecto a la visi n que la OTAN y los Estados Unidos tienen acerca de la contienda en Kosovo, procuraremos desarrollarla en conjunto, ya que consideramos que la naci n norteamericana cumple un fuerte liderazgo dentro de la Organizaci n.

De acuerdo a la OTAN, el gobernante yugoslavo Milosevic est claramente realizando una limpieza tnica, bajo la excusa de que la poblaci n albanesa kosovar atenta contra la idea de una Yugoslavia unida. Bajo esta perspectiva, cuando el l der comenz esta grotesca campa a de expulsi n permanente, se perfilaban claramente tres escenarios:

a) la expulsi n permanente de todos los albaneses de Kosovo y la erradicaci n del Ej rcito de Liberaci n de Kosovo, conjuntamente con la inserci n del control serbio sobre la provincia.

b) la posibilidad de que la OTAN tomara control sobre la provincia de Kosovo, sin derrocar el gobierno de Belgrado.

c) la probabilidad de que la OTAN atacara la rep*blica por el norte, y lo expulsara, estableciendo un gobierno transitorio bajo la supervisi n internacional, dando lugar entonces a elecciones democr ticas.

Estados Unidos plantea que, si bien Milosevic no esperaba un enfrentamiento armado con las tropas de la OTAN, estaba preparado para esa eventualidad. El comienzo de la campa a a rea contra Milosevic, el 24 de marzo de 1999, le otorg a ste el pretexto para desatar su propia guerra contra la provincia separatista.

Cuando el conflicto casi cumpl a un mes, los occidentales enfocaron su atenci n en lo que se describe como el plan maestro del dictador yugoslavo, con respecto a la provincia tnicamente albanesa. La estrategia yugoslava se basaba en el cercamiento de Kosovo con tropas por el norte, noreste y noroeste, para forzar a la poblaci n civil a dejar la provincia. A esos efectos se establecieron rutas estrat gicas que permitieron el flujo de refugiados hacia Macedonia y Albania.

Coincidiendo con la acci n de la OTAN, las fuerzas serbias, incluyendo paramilitares, se embarcaron en la peor ola de limpieza tnica conocida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, que dej a un 88% de la poblaci n de Kosovo desplazada, de los cuales la gran mayor a, busc refugio fuera de Yugoslavia. Agravando esta situaci n, se lleg a conocer que los altos oficiales serbios ten an la certeza de que la poblaci n albanesa en Kosovo estaba compuesta casi en su totalidad por civiles, que opondr an una m nima resistencia.

La *ltima oportunidad con la que cont Milosevic para evitar la guerra, le fue presentada por el diplom tico norteamericano Richard Holbrooke, quien le manifest que, por medio de tropas internacionales, llevar an a cabo el compromiso de establecer la paz en Kosovo . Holbrooke tambi n expres que dichas tropas brindar an protecci n tanto a albaneses como a serbios. Sin embargo, en vez de aprovechar este intento de resoluci n pac fica, el r gimen reiter sus intenciones de llegar *nicamente a una soluci n sin intervenci n de terceras partes.

En s ntesis, los ideales de Milosevic, sumados a sus acciones en contra de la poblaci n albanesa en Kosovo, motivaron el bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN el 24 de marzo de 1999.

Punto de vista del gobierno de Milosevic

Desde que el presidente Milosevic asumi el gobierno en 1992 hasta el d a de hoy, una de sus principales metas, fue la de evitar la tendencia separatista de la provincia de Kosovo. En este largo proceso ocurrieron determinados hechos, entre los que se puede destacar la aparici n de la organizaci n terrorista albanesa denominada Ej rcito de Liberaci n de Kosovo, o choques entre el ej rcito serbio y la poblaci n albanesa.

El primer y m s significativo obst culo para los terroristas de Kosovo y Metohija y sus aliados extranjeros, cuyo objetivo es cambiar las fronteras de Yugoslavia, amenazando su soberan a y desestabilizando la regi n, lo constituye el ej rcito yugoslavo. Por ese motivo, el ej rcito es golpeado continuamente por ataques terroristas y por naciones extranjeras bajo el alegato de que emplea excesivamente la fuerza .

De acuerdo a la constituci n de la Rep*blica Federal de Yugoslavia, el ej rcito est exclusivamente comprometido con la defensa de las fronteras nacionales, la protecci n de objetos militares, sus miembros, y parcialmente del control de las comunicaciones que utiliza. Este papel de la instituci n castrense se vio alterado cuando se realizaron asaltos a las patrullas fronterizas por parte de agresores albaneses , con el prop sito de infiltrar terroristas, armas y equipo militar a Kosovo.

Seg*n esta versi n, el gobierno de Milosevic sostiene que la intervenci n militar en Kosovo se debe a las t cnicas terroristas utilizadas por los separatistas albaneses: secuestros, sabotajes, asaltos armados, disturbios y amenazas. Con las mismas, el grupo armado intentaba provocar una respuesta en rgica del ej rcito yugoslavo, y a posteriori el advenimiento de la ayuda internacional a su causa.

Antes del inicio del conflicto, la resistencia albanesa contaba con el apoyo de aviones de la OTAN a sus grupos armados, los Estados Unidos mientras tanto, arm , entren y transport a los albaneses residentes en su territorio, con la idea de incrementar las unidades armadas que combatieron a los serbios.

Respaldando su posici n, Milosevic afirma que, favorecidos por los pa ses occidentales, los miembros del Ej rcito de Liberaci n de Kosovo cometieron 2733 actos terroristas desde enero de 1998 hasta mayo de 1999, de los cuales 1078 fueron dirigidos a ciudadanos u objetivos civiles.

Hasta el momento, es dif cil de percibir y evaluar todas las consecuencias humanitarias, econ micas y ambientales que la agresi n criminal de la OTAN le ha producido a Yugoslavia. La v ctima predominante de esta agresi n es todo el pueblo yugoslavo: su material y sus recursos culturales. Al mismo tiempo, mediante la violaci n de la Carta de las Naciones Unidas, la OTAN ha creado un precedente que podr a causar una sombra sobre el futuro de todas las personas y estados soberanos.

El hecho m s preocupante para Yugoslavia, en cuanto a ser agredida, es que la OTAN, al combinar presiones y promesas, incrementa el n*mero de pa ses que toman una postura contraria a los intereses yugoslavos, poniendo en jaque la seguridad y la paz internacional.

Si bien Milosevic justifica el uso de la fuerza para evitar la separaci n de Kosovo y reprimir a los terroristas albaneses, considera que la brutal intervenci n de las tropas occidentales en su territorio, bajo el alegato de proteger a los derechos humanos, podr a traer consigo una irreversible degradaci n de las Naciones Unidas, implicando a este alto foro internacional en un crimen contra un pa s que fue uno de sus fundadores.

Punto de vista de los separatistas albaneses

De los dos millones de habitantes de Kosovo, el 90 por ciento son albaneses tnicos que se quejan de que Belgrado ha cerrado sus escuelas, suprimido su lengua e ignorado sus derechos pol ticos.

Durante a os, los pol ticos de etnia albanesa entre los que se destaca la actuaci n del dirigente nacionalista Ibrahim Rugova – han reclamado que Belgrado restablezca la autonom a de la que en 1991 los despoj Milosevic. En ese per odo, al haber fracasado todos los intentos de llegar pac ficamente a un consenso, es que surge el Ej rcito de Liberaci n de Kosovo (ELK), pregonando la lucha armada por la independencia de Serbia y la unidad con Albania.

El Ej rcito para la Liberaci n de Kosovo se convirti en el catalizador del primer ataque de la OTAN contra una naci n soberana en sus 50 a os de historia. Hace apenas un a o, el ELK era un peque o grupo de militantes empe ados en lograr la independencia de Kosovo respecto de Serbia, en un momento en que la mayor a de los residentes en la provincia ten an ambiciones pol ticas m s modestas.

Este ej rcito no es una organizaci n militar unificada subordinada a un partido pol tico o una autoridad civil, sino que m s bien funciona como un movimiento de guerrilla. Se estima que las fuerzas del ELK han aumentado de 500 efectivos en 1998, a cerca de 12.000 hombres en el presente a o.

Por su parte, el pueblo alban s kosovar considera que ha sufrido una dura derrota en la lucha por su autodeterminaci n. Entiende que la liberaci n nacional, como meta para los albaneses, se ve obstaculizada por diferentes razones: la gran fuerza militar serbia, el apoyo de la burocracia restauracionista rusa, la complicidad de las potencias imperialistas, y el apoyo a los Acuerdos de Dayton de las otras burocracias restauracionistas de la regi n (Montenegro, Macedonia, Bosnia, Albania). Las mismas reclamaron reiteradamente la intervenci n de la OTAN, temerosas de que el conflicto se trasladara a sus respectivos territorios.

Para poder traspasar las barreras que les limitan su autonom a, los albaneses m s radicales que comulgan con ideolog as de extrema izquierda, sostienen que, tanto los trabajadores como el pueblo bosnio, macedonio, montenegrino y alban s – muchos de los cuales ya se han movilizado en su solidaridad – son los verdaderos aliados que necesitan para luchar por su autodeterminaci n.

Los albaneses nacionalistas parten de la base de una plataforma de dos puntas: en primer lugar, establecer lo que ellos llaman una rep*blica tnicamente albanesa, para luego, en segundo lugar, unirse con Albania, y, de esa manera formar una Gran Albania.

Ciertas fuerzas pol ticas albanesas han reconocido p*blicamente que su meta nunca fue la relativa autonom a de Kosovo. Por el contrario, han buscado por cierto la independencia de la provincia, lo que implica una separaci n de Serbia con la consecuente uni n a Albania. La creaci n de una Gran Albania aparece entonces como el fin supremo de los separatistas albaneses, si bien no han llegado a un consenso en lo que respecta a los medios para cumplir con ello.

Aspectos del Derecho Internacional P*blico en Kosovo

Consideramos que la situaci n de Kosovo es muy compleja ya que se deben armonizar las disposiciones del Derecho Internacional P*blico, para que se pueda llegar a una soluci n final. Cabe destacar que lo que se inici como un conflicto dentro de un Estado, se convirti posteriormente en una disputa internacional. A este respecto y como es sabido, la guerra representa el *ltimo recurso aplicable con el objeto de llegar a una soluci n. Como en este caso se desemboc efectivamente en una contienda armada, el Derecho Internacional aparece desplazado ya que su finalidad es la de prevenir conflictos. En el caso de Kosovo, la soluci n deber ser velada no s lo por la presencia de los Cascos Azules de la ONU, sino tambi n por su implementaci n como precedente dentro del Derecho Internacional, para que situaciones como esta no se vuelvan a repetir en el plano internacional.

Desde la perspectiva del Derecho Internacional P*blico es importante tener en consideraci n los actores que intervienen en la contienda: los reales derechos de quienes reclaman el territorio; las reas en las que el Derecho Internacional P*blico puede regular la situaci n; y seg*n ste, hasta que punto la OTAN est legitimada su presencia en la zona, siendo que en realidad, este ser a un asunto interno que debe ser resuelto por el Estado en cuesti n. De estas observaciones derivan otras no menos importantes, tales como los derechos del ser humano y el medio ambiente.

Concretamente los actores que gestan el reclamo del territorio son dos: el gobierno de Serbia, con el respaldo del gobierno de la Rep*blica Federal de Yugoslavia, y por otro lado, el pueblo albano kosovar constituido como una naci n distinta a la naci n serbia. Sus rasgos tnico – culturales se ven representados a trav s del Ej rcito de Liberaci n de Kosovo, el cual se ha convertido, de acuerdo a especialistas en el tema en un actor sujeto al Derecho Internacional P*blico ya que, seg*n el Art culo 3 Com*n a las Cuatro Convenciones de Ginebra, se ha reconocido que la lucha que se lleva dentro de la regi n, ha escalado convirti ndose en un “conflicto armado”.

El gobierno de la Rep*blica Federal de Yugoslavia, sirviendo de interlocutor y portavoz del gobierno de la Rep*blica de Serbia en el plano interestatal, al que pertenece Kosovo, esgrime una defensa ante la comunidad internacional basada en el Derecho Internacional P*blico. Yugoslavia sostiene que est enfrentada con una insurrecci n separatista, que tiene como prop sito principal, desvincular una porci n del territorio que se encuentra actualmente bajo su jurisdicci n, lo que atenta en contra de su integridad territorial debilitando la soberan a y seguridad nacional del Estado yugoslavo. Por su parte, el pueblo albano kosovar utiliza el argumento de que constituye una naci n bajo el dominio de un poder extranjero distinto a ellos, y reclama por lo tanto su pleno derecho la independencia.

Parad jicamente ambas partes est n en su derecho a reclamar pertenencia sobre el territorio. Yugoslavia tiene derecho a reclamar su soberan a debido a que ha formado parte integral de Serbia, una de las dos rep*blicas que conforman la federaci n, desde 1912. En esta poca el Derecho Internacional P*blico reconoc a el derecho a conquista, momento en el cual se desarroll una guerra contra los Turcos. Desde entonces, ha formado parte integral de su territorio consistentemente, hasta la Constituci n de 1992 de la actual Rep*blica Federal Yugoslava.

Este derecho est claramente expuesto en el Art culo 2.1 de la Carta de las Naciones Unidas que reconoce la “igualdad soberana” de los Estados firmantes, y sobre todo en el Art culo 2.4 en el que se reconoce como un principio b sico, la “integridad territorial y la independencia pol tica de cualquier Estado”.

En el caso del pueblo albano kosovar, el mismo argumenta como raz n para pedir la secesi n de Kosovo de Serbia, y por ende, de Yugoslavia, que lleva por lo menos 500 a os viviendo en esa zona; que compone una naci n diferente a la naci n serbia, y que por lo tanto, le asiste el derecho a la autodeterminaci n y a la independencia.

El principal elemento que protege este principio b sico en el Derecho Internacional P*blico moderno, se encuentra en el Art culo 1.2 de la Carta de las Naciones Unidas. En el mismo, se insta a las naciones a desarrollar relaciones amistosas entre s , “basadas en el respeto de igualdad de derechos y autodeterminaci n de los pueblos”. Este derecho es reafirmado en la resoluci n 1514 (XV) de la Asamblea General, en donde se afirma que “todos los pueblos tienen el derecho a la autodeterminaci n… y el derecho a determinar libremente su status pol tico”, sin importar su condici n “pol tica, econ mica, social o educacional”.

En estas dos reas del Derecho Internacional existen las grandes diferencias entre los pueblos y los Estados. Hasta el momento, en la pr ctica, cualquier pueblo que todav a no se haya autodeterminado, ve reducidas d a a d a sus posibilidades para lograrlo. El Derecho Internacional P*blico resulta entonces extremadamente ambiguo debido a que existen dos reas irreconciliables que tienen que armonizar y convivir entre s (en lo que se refiere a la integridad y a la autodeterminaci n). Si bien se violan los derechos a unos grupos tnicos que desean unirse al concierto de Estados libres y soberanos, no se les permite el ejercicio pleno de la soberan a, o la oportunidad de poder optar por ella.

La gran cat strofe humanitaria, la violaci n sistem tica a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales que est n ocurriendo en toda la regi n, merecen un an lisis profundo. Durante el conflicto se ha violado masivamente la Declaraci n Universal de los Derechos Humanos, sobre todo en el Art culo 3 que dispone que existe un derecho fundamental a la “vida, a la libertad y a la seguridad de la persona”. Se ha violado el Art culo 3 Com*n a las Cuatros Convenciones de Ginebra en donde se estipula que durante un “conflicto armado” como este, entre Yugoslavia y el Ej rcito de Liberaci n de Kosovo, no se podr atacar civiles bajo ninguna circunstancia.

Asimismo, se han violado las normas b sicas del Derecho Humanitario que prohibe las ejecuciones sumarias, ataques a las poblaciones civiles por causa directa de alg*n “conflicto armado”, lo que se ha estado realizando sistem ticamente desde el comienzo de las hostilidades en marzo de 1998. Esta din mica se ha dado tanto de parte del Ej rcito de Yugoslavia y la Polic a del Ministerio del Interior, en contra de los albano kosovares, y del ELK en contra de los serbios en la zona as como de los albaneses que consideran traidores. Partiendo de cualquier perspectiva, ya sea del punto de vista de la OTAN, Milosevic, o los separatistas albaneses, no deja de ser reiterativa la menci n al hecho de que, si bien las discusiones se realizan en torno a la soberan a de un territorio, el elemento m s importante que prima sobre todo la vida del ser humano est siendo relegado respecto a intereses pol ticos.

Unido a esta cuesti n encontramos el problema del medio ambiente, el cual adquiere una dimensi n mayor, ya que no s lo afecta a las partes involucradas, sino tambi n a los pa ses vecinos y al continente europeo en su totalidad. La destrucci n de instalaciones petroqu micas, as como de dep sitos de productos semi procesados y procesados de la industria qu mica, han causado efectos adversos en la poblaci n de Yugoslavia y los Estados cercanos. Entre los objetivos destruidos durante el combate, se cuentan bosques, centros tur sticos, y parques nacionales en las monta as de los Balcanes (Kopaonic, Zlatibor).

La capa de ozono asimismo, se redujo considerablemente, debido a los incendios y gases emanados. El Mar Negro, el Adri tico, y pr cticamente todo el Mediterr neo, est n amenazados actualmente por la poluci n ambiental.

Otro problema que ocurre dentro del territorio es la agresi n a la que fue sometida Yugoslavia desde el aire, por parte de la OTAN, actor sumamente importante en el plano regional, debido a la cantidad de Estados que la componen y al alto potencial b lico de los mismos. Este bloque es liderado por los Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. Como ya hemos visto, stos justifican su intervenci n militar en la regi n como una estrategia para detener la violaci n de los derechos humanos por parte de Yugoslavia en Kosovo con el fin de obligar al gobierno en Belgrado a regresar a la mesa de negociaciones.

La OTAN se ampara en el acuerdo de Dayton de noviembre de 1995 en el que Belgrado se compromete tanto a respetar los derechos humanos, como a aceptar monitores internacionales y una fuerza de Implementaci n (IFOR) de la OTAN, al servicio de la ONU. Aqu se le da la autoridad al Consejo de Seguridad para implementar dicho acuerdo de paz. A pesar de esto la intervenci n de la OTAN constituye una violaci n al Derecho Internacional P*blico y al balance de poderes que la Carta de las Naciones Unidas pretende establecer. Ello queda esclarecido en el Art culo 24.1 de la Carta: “los miembros de las Naciones Unidas le confieren al Consejo de Seguridad la responsabilidad primaria para el mantenimiento de la paz y seguridad internacional”. Aqu se le transfiere decidir al Consejo de Seguridad los elementos que requieren la paz y seguridad internacional, obteniendo as poder de decisi n suprema en cuanto a eso se trata.

En este caso, se ha contradecido el esp ritu de la Carta y las resoluciones del Consejo. Pero no solamente la OTAN viola la Carta de las Naciones Unidas sino que viola el Tratado del Atl ntico Norte en su Art culo 3 donde se evoca a la “capacidad colectiva de resistir un ataque armado”, y el Art culo 5 donde se afirma su “capacidad de defensiva colectiva”. Se ampara en el Art culo 51 de la Carta donde se reconoce el derecho a repeler cualquier agresi n y a la autodefensa. Como ejemplo de ello, podemos destacar que Yugoslavia no ha atacado a ning*n miembro de la OTAN ni a ning*n otro Estado en la regi n. Todo el conflicto ocurre dentro de la territorialidad de su propio Estado por lo que el *nico organismo a nivel global que tiene la responsabilidad de velar por el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional es el Consejo de Seguridad.

La intervenci n de la OTAN constituye un mal precedente para el Derecho Internacional P*blico y para la paz y estabilidad global, debido a que se est obviando el proceso establecido y la autoridad del Consejo de Seguridad. Dicha autoridad le permite actuar en situaciones que ameriten la intervenci n de alguna fuerza internacional para imponer el orden en situaciones conflictivas. La raz n por la que la OTAN obvi el procedimiento establecido es porque sab a que no iba a contar el respaldo de dos de sus miembros permanentes: la Federaci n Rusa y la Rep*blica Popular China. Los mismos no iban a permitir una intervenci n de la OTAN en medio de la frontera entre Occidente y Oriente.

Hay quienes consideran que la intervenci n de la OTAN es debida a intereses espec ficos, y que no es movida por la caridad y las buenas intenciones de sus miembros. En esta intervenci n la causa real es la del dominio pol tico y de extensi n de influencias en el plano global. Sostienen por otra parte que la OTAN, la UE y sobre todo EE.UU. quieren acabar con cualquier vestigio de Rusia en el mundo para consolidar un bloque unipolar hegem nico: el bloque Occidental.

Conclusi n

Luego de la intervenci n realizada por fuerzas internacionales, al d a de hoy el conflicto de Kosovo parece haber encontrado una soluci n moment nea. El mayor problema con el que se debe lidiar actualmente, es el de la situaci n de los refugiados albano kosovares al regresar a sus hogares. Principalmente, considerando la fragilidad de sus relaciones con los serbios, la vuelta a casa podr a estar seguida por el estallido de una guerra civil.

Para evitar posteriores conflictos, existen al menos te ricamente – una serie de opciones para llegar a una soluci n permanente y as prevenir una cat strofe como la sucedida:

Status Quo

Mejoramiento de la situaci n de los Derechos Humanos

Status especial de Autonom a

Status equitativo dentro de la Federaci n Yugoslava

Partici n

Independencia

Status Quo

El Status Quo es claramente inestable y no puede perdurar en el corto plazo. Dada la ausencia de adelantos reales hacia un acuerdo para la crisis de Kosovo, es muy importante apoyar a los l deres de la provincia que est n a favor de una resistencia pac fica m s activa, o de lo contrario, la violencia contra las fuerzas de seguridad serbias aumentar .

En el largo plazo, el Status Quo puede ser demasiado costoso para el gobierno serbio, ya sea por razones pol ticas o econ micas. El peso financiero de mantener miles de fuerzas activas y reservas en Kosovo es enorme; adem s, las sanciones impuestas desde el exterior son destructivas para la econom a serbia. A ello se le suma que la minor a serbia en Kosovo puede culpar al liderazgo serbio como el causante de la situaci n insegura y hostil en la que est n viviendo.

Mejoramiento de la situaci n de los Derechos Humanos

La soluci n menos costosa para las autoridades serbias puede ser la de mantener el arreglo pol tico vigente entre Serbia y Kosovo, pero con mejoras en las condiciones de los Derechos Humanos.

Tal soluci n deber a incluir principalmente las siguientes medidas: la finalizaci n de la represi n polic aca, dejar en libertad a los prisioneros pol ticos, reemplear a los albaneses kosovares con puestos p*blicos, reintegrar los sistemas de salud y educaci n de Kosovo, y permitir el ingreso a agencias de monitoreo internacional, ONG+s y los medios para operar dentro de Kosovo.

Mientras que en el presente esta opci n es refutada por el gobierno serbio, existen otros partidos pol ticos que s la aceptar an. La Alianza C vica de Serbia, liderada por Vesna Pesic, ha indicado que est a favor de la existencia de la actual estructura federal de Yugoslavia, que implica la igualdad de sus unidades federales, Serbia y Montenegro, y la de sus habitantes. Aunque se sientan que son serbios, montenegrinos, o que pertenecen a otros grupos tnicos nacionales .

Dentro de este marco, la ACS otorgar a la autonom a regional, as como la igualdad de derechos para todos los ciudadanos. Aunque esta opci n reduce los riesgos de violencia, en efecto no llevar a a m s de una serie de medidas para aumentar la confianza de parte de Serbia, no siendo un fin a largo plazo para la cuesti n de Kosovo en lo que respecta a su status constitucional.

Reconociendo este dilema, algunos albano kosovares han indicado que, si bien el mejoramiento de la situaci n de los Derechos Humanos no definir a el status constitucional de la provincia, podr a contribuir como plataforma inicial para un di logo m s abierto entre serbios y albaneses.

Status especial de Autonom a

Existe una variedad de posibles soluciones que giran en torno a la constituci n yugoslava de 1974, que garantizaban a las provincias aut nomas de Kosovo y Vojvodina un status similar al de las rep*blicas de la antigua Yugoslavia.

Bajo esta constituci n, Kosovo y Vojvodina recibieron el derecho a establecer su propia constituci n, Poder Legislativo, y autonom a financiera. A los cuerpos ejecutivo, legislativo y judicial, se les proporcion a su vez el mismo status que a las otras rep*blicas. Las provincias aut nomas estaban directamente representadas en el Parlamento federal, Corte constitucional y Presidencia. Cualquier alteraci n en lo que respecta a las fronteras o territorios de estas provincias, requer a el consentimiento de sus representantes.

La mayor a de los albaneses kosovares creen que el nivel de autonom a previo, aunque ya no suficiente para una soluci n permanente, deber a ser restaurado y constituir el punto de partida para las negociaciones hacia un nuevo acuerdo.

Status equitativo dentro de la Federaci n Yugoslava

Un paso mucho m s audaz ser a el de proveer a Kosovo, y tal vez a Vojvodina, con un status dentro de Yugoslavia igual al de Montenegro y Serbia. Esta opci n que mantiene las fronteras externas de Yugoslavia intactas, parecer a ser la soluci n m s equitativa y menos irreal.

Entre los temas importantes que deber an ser agendados, resulta relevante considerar cual ser a la situaci n de la minor a serbia en Kosovo, si a la provincia se le brindara el derecho a la secesi n. A pesar del pedido objetivo para la creaci n de una nueva Federaci n Yugoslava, Serbia estar a extremadamente reticente a abandonar su superioridad federal salvo que se lleve a cabo una intervenci n por parte de la comunidad internacional.

La resistencia de Montenegro podr a esperarse, ya que esta provincia tambi n puede mostrarse reticente a compartir el poder con una unidad federal donde intervengan albaneses. Los albano kosovares por su parte, est n preocupados porque, aunque siendo una rep*blica yugoslava, podr an estar dominados por una mayor a serbia.

Concretamente, los albano kosovares parecen preferir la abolici n de cualquier vestigio del viejo sistema federal yugoslavo, basando los nuevos arreglos de acuerdo a la nueva realidad pol tica.

Partici n

Esta opci n garantizar a a Kosovo la independencia a cambio de que la provincia reorganice sus fronteras. Serbia, mantendr a el control sobre las reas habitadas por serbios en el norte de Kosovo, y sobre los sitios de m s importancia hist rica y/o religiosa.

Los albano kosovares por lo tanto, no estar n a favor de ceder la parte del territorio con mayor riqueza y seguramente luchar n contra la partici n. Sumado a ello podr a darse la situaci n inversa, en la que los albaneses podr an exigirle a Serbia la partici n de todas las provincias lim trofes con Kosovo, que cuenten con una mayor a albanesa viviendo en sus fronteras.

Una dificultad adicional ser a la definici n de t rminos bajo los cuales se establecer an las nuevas fronteras. La elecci n de un est ndar tnico, religioso, geogr fico o hist rico, seguro causar desacuerdos m s profundos. Con el precedente del establecimiento de fronteras definidas a partir de las etnias el caso de Bosnia – la comunidad internacional ha decidido no llevar adelante la misma decisi n.

Independencia

+sta es la propuesta m s representativa del pueblo alban s: la independencia para la Rep*blica de Kosova . Algunos albano kosovares han propuesto que una vez que Kosovo tenga el status de independiente, deber a unirse con Albania. El gobierno serbio ha declarado que actuar a por medios militares para evitar la secesi n de Kosovo. Dada su estructura econ mica, Kosovo podr a tener problemas en la supervivencia como un Estado independiente, especialmente si Serbia retiene el control sobre parte del norte de su territorio.

Aunque se le concedan los derechos a la provincia, la independencia puede llevar a la migraci n de la minor a serbia de Kosovo. La comunidad internacional no tiene intenciones de reconocer un Kosovo independiente, ya que este hecho podr a inspirar a los albaneses en Macedonia a intentar un acto similar de secesi n.

Consideraciones finales

En vista de la posici n r gida, tanto de las autoridades serbias, como de los albano kosovares, un tercer actor deber a iniciar y facilitar el proceso, que lleve a una soluci n pac fica y permanente del conflicto.

Esta funci n puede ser mejor ejercida por la comunidad internacional representada a trav s de un enviado especial. El mismo deber a utilizar todos los medios posibles para llevar a las partes a la mesa de negociaci n, promover una soluci n pac fica, y extender las garant as internacionales para cualquier acuerdo constitucional permanente.

La comunidad internacional deber a evitar asimismo el abocarse en una opci n espec fica para un status permanente de Kosovo, dejando que las partes involucradas lleguen a un acuerdo. De esa forma, los Estados que monitorean las negociaciones, no deber an enlentecerlas, al promover la opci n que ellos consideran m s adecuada autonom a mejorada porque sta es refutada por ambas partes. Tanto Serbia como Kosovo deber an definir por s mismas el status permanente de Kosovo. La promoci n internacional de cualquier opci n espec fica, tambi n estar a yendo contra el principio de no precondicionamiento en las negociaciones. el papel de la

comunidad internacional deber a ser el de iniciar el proceso de paz, pero no de definir el resultado final: llegando entonces a proponer una soluci n, pero no a imponerla.

Las Naciones Unidas deber an imponer la inmediata e ntegra restauraci n de los derechos civiles y humanos a los ciudadanos albano kosovares.

Asimismo, una asistencia adicional deber a ser proporcionada para ayudar al proceso de democratizaci n en Serbia, fortaleciendo a la sociedad civil y mejorando la situaci n social y econ mica de Kosovo. Aunque la democratizaci n y el fortalecimiento de la sociedad civil no resuelven la crisis en Kosovo directamente, constituyen una base indispensable para cualquier tipo de soluci n.

El apoyo internacional tanto financiero como pol tico deber a otorgarse a los medios independientes, al sector de las ONG+s, a los proyectos acerca de los Derechos Humanos, y a las posturas pol ticas alternativas, para mejorar la comunicaci n entre los diferentes grupos c vicos. Con objeto de mejorar la situaci n social y econ mica en Kosovo, se apela a la asistencia directa internacional, para dirigirla al sector educativo, de la salud, a las actividades generadoras de ingresos, y, como ya hemos expuesto en numerosas ocasiones a lo largo del presente trabajo, al restablecimiento de los Derechos Humanos.

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